jueves, 29 de julio de 2010

Por un golpe inoportuno...




Por un golpe inoportuno interrumpida, la levedad de tu quietud artificial...

Y tan solo me recuerdo, levemente...

La mudanza de tu iris de seda, bajo la primera luz del despertar...

Y tan solo me recuerdo, levemente...

La cascada de tu pelo duermevela, hacia orillas perdidas de este mar...

Y recojo los pedazos, torpemente...

La fragancia de tu cuerpo primavera, por caminos, carreteras y ciudad...

Y recojo los pedazos, torpemente...



No recuerdo tu foto ni la quiero.

No hay imagen que yo envidie y que me iguale , la delicia de tu hermoso recordar...








lunes, 14 de junio de 2010

Quizás hoy


En las perdices que caben en sms.
En los árboles tatuados de corazones eternos.
En las miradas que dicen “todo”.
En las promesas que curan heridas a granel.
En las esperas desesperadas.
En las miradas que dicen “ya”.

Veo agonizar la magia del instante,
la mirada que no insiste en “para siempre”,
y tan solo me susurra “quizás hoy”.

sábado, 10 de abril de 2010

Quédate...


Quédate…

Y perdóname otra vez ese plato roto.
Esa palabra que se quedó colgando en el aire,
Y esa otra que no debí decirte nunca…
Sé que la peor excusa para retenerte es disculparme,
Pero quédate.


Quédate…

Porque todavía me tuerzo en mis dibujos.
Porque estas golondrinas han venido para quedarse,
Porque necesito que me hables mientras duermo…
Sé que la peor excusa para retenerte es el chantaje,
Pero quédate.


Quédate…

Deja que yo termine de llenar esa maleta.
Con sonrisas y un abrigo de felicidad que no acabase,
Con todos mis defectos corregidos, y una rosa…
Y la promesa que te hago ahora, al mirarte.
Sé que la mejor excusa para retenerte es no soltarte.



Quédate…
Para que nuestras estrellas no pierdan su camino.

sábado, 23 de enero de 2010

En las alturas


Perdóname los errores que aún no he cometido.
Desde las alturas todo se ve pequeño.
Y tú estás alta. Altísima.
Entre los arroyos de nieve, la pampa nubosa y los aeroplanos.
Tienes en tu mano el interruptor de las auroras y crepúsculos,
de las estrellas más perezosas y los cielos malvas,
de las limusinas de mis pestañas y de estos versos.
Niña de bello rostro…
No derrames más lágrimas en mi copa de vino.
Caen desde lo alto, desde arriba, desde arriba.
Y tú estás más allá de todo esto…
Tal vez necesites mi mano si te decides a bajar esta escalera.
Si no, me quedaré en los bancos de este parque.
Desde aquí, el cielo se contempla mejor.
La felicidad es cuestión de soltar las alas.
Te llevaré. Me llevarás.
Más allá de todo esto…
Hacia lo alto, hacia arriba, hacia arriba.

miércoles, 13 de enero de 2010

No me conoces


Perdona si te asusté. Si entré así de repente, descolocando tus mapas del mundo. Tus auroras. Tus botas rojas. No me conoces, es cierto, pero yo te reconozco. Sé que te gusta perderte entre el murmullo de los lugares vacíos y las calles sin farolas. Sé que prefieres gritar en minúsculas y despedirte con puntos suspensivos. Que te ríes de los momentos serios y llevas calcetines de colores. Que te atrae hablar con extraños. Y todas las noches te duermes con un pijama distinto. Sé que te sientes como la rama sin rumbo en la corriente. Te compensaré la impertinencia de haberte interrumpido. Pero no con perdices ni aviones a punto de despegar. Ni con cromatismos de otro siglo. Te compensaré queriéndote en ese enchufe con que enciendes la luz. También cuando no queden bombillas. En cada nota de tu risa. En cada frase de tu pelo. No me conoces, es cierto, no me conoces por ahora.