miércoles, 20 de mayo de 2009

Vértigo



Apago la tele, desenchufo la radio, desconecto el móvil, bajo las persianas y enciendo una vela. Me tumbo sobre la cama y me quedó mirando esa luz tenue que he creado simplemente para ver cómo poco a poco se consume. Me siento como una mera espectadora de un espectáculo macabro, de vida o muerte. Esa pequeña llama se refugia entre las últimas gotas de cera que la sustentan, hasta que al final, en un pequeño hilo, se desvanece. Ahora la habitación queda a oscuras completamente y sin ser consciente, van pasando los minutos, las horas y los segundos, y yo, sin verlos. Pero ellos pasan y pasan y corren y a veces te pisan, te arrastran, te obligan a que sigas ese ritmo pesado que han inventado para ti. Y me levanto e intento seguirlo pero se me escapa… entonces me entra el vértigo. De no saber, de no entender, de tratar de buscar lo que creo que es lo que quiero pero que no se si de verdad quiero… y al final esos interrogantes fosforescentes se pegan a las cuatro paredes de mi habitación. La única luz que tengo, y que ahora mismo, puedo ver.
Qué pena que el tiempo sea a veces tan cruel, y nos empuje a tomar decisiones, que ni siquiera, nosotros mismos entendemos, porque no hemos tenido tiempo de pensarlas. ¿Es esto lo que llamamos vivir?
Yo lo llamaría más bien, dejarse vivir… simplemente…

Hacerse el muerto sobre el mar salado, con la cabeza mirando hacia la luz del sol cegador, hacia donde la corriente quiera llevarnos…

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